El domingo tuve una grata sorpresa cumpleañera (gracias Periquín y Chabi) que consistía en descender un tramo del Ebro en piragua: desde Pina hasta Quinto. Los organizadores, Ebronautas, se encargaban de explicarte como realizar la aventura sin riesgo, además de enseñarte a conocer el río, su evolución, la fauna y la flora. Aunque el día no fue muy apacible, el río estaba espectacular con sus tamarices de distintos colores, las choperas, las garzas reales, las garcetas blancas, las golondrinas que casi te rozaban y muchos otros pájaros que yo apenas distingo.
En una de las paradas donde los monitores te daban un refrigerio, te enseñaban una fotografía parecía a ésta y te hacían una pregunta aparentemente obvia: ¿Qué parte es río?
La respuesta parece sencilla aunque la imagen que he puesto aquí está algo oscurecida. Pues el río es todo lo comprendido entre las líneas rojas:
¿Sorprendidos? El río se va moviendo, tiene crecidas... Si observáis los campos cultivados a los alrededores se puede apreciar el antiguo recorrido del río, los campos redondeados han mantenido la forma de los meandros. Nos explicaron que, aunque desde hace tiempo la cultura era construir motas para controlar el río en sus crecidas, muchos pueblos ya están cambiando esa costumbre y rompen sus diques e inundan sus campos para poder salvar a los pueblos de las inundaciones. Al parecer al ser humano no se le mete en el cogote que los ríos están vivos y necesitan su espacio para evolucionar.
También nos mostraron fotografías antiguas de Zaragoza, en una de ellas aparecía el azud a los pies del Puente de Piedra del año 1645 el cual tuvieron que destruir en parte durante la exposición universal del agua y construir uno unos cientos de metros más abajo como máximo exponente de la nueva cultura del agua.
Como conclusión escuchamos en silencio el ulular del viento, las hojas de los álamos cantores de la ribera, el piar de los diversos pajarucos y los chapoteos de los peces. Una forma maravillosa de ver el río desde dentro respetuosamente.
También nos mostraron fotografías antiguas de Zaragoza, en una de ellas aparecía el azud a los pies del Puente de Piedra del año 1645 el cual tuvieron que destruir en parte durante la exposición universal del agua y construir uno unos cientos de metros más abajo como máximo exponente de la nueva cultura del agua.
Como conclusión escuchamos en silencio el ulular del viento, las hojas de los álamos cantores de la ribera, el piar de los diversos pajarucos y los chapoteos de los peces. Una forma maravillosa de ver el río desde dentro respetuosamente.
Preciosa explicación.
ResponderEliminarSe suele decir que los galachos son una especie en extinción, porque, a fuerza de regular y acotar el río, sus crecidas y abandonos, que han fertilizado ese cinturón verde de 20 km de anchura, ya no volverán a producirse...
Así que los galachos actuales se secarán (salvo que prospere la barbaridad de mantenerlos artificialmente a base de maquinaria pesada y hormigón, ¡qué original!)...
Bueno, salvo que nos extingamos nosotros o, menos probable, entremos en razón, y devolvamos la vida al río que nos la ha dado, y por cuyas orillas tanto me gusta pedalear en cualquier época del año.
a ver si alejo retoma la idea de la surfbike .. que ya estaba casi hecha! y nos vamos a viajar por el nilo...
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