Panteras Sallenutas

Hoy he cogido por primera vez en el año la bicicleta de carretera, recorriendo por carreteras secundarias varios subibajas amenizados por las impresionantes vistas de las montañas nevadas: Eresué, Ramastué, Liri, Arasán, Castejón de Sos, Chía y Eriste han sido algunos de los pueblos visitados. Por ello, voy a aprovechar para contar la historia de mi joven bici, una de las dos famosas Panteras Sallenutas.

En febrero del año pasado, una amiga que tiene casa en Sallent y adora la zona me propuso apuntarnos a una carrera que había visto desde su ventana años atrás: Treparriscos, la versión “light” de la Quebrantahuesos. Obviamente un plan bicicletero por el Pirineo era una gran opción, y así el día de San Valentín nos inscribimos nosotras dos junto a dos amigos más. Tras dar varias vueltas de cómo y con qué hacer la carrera nos lanzamos a comprar bicicletas Luci y yo. Después de mirar varias tiendas encontramos dos bicis negras que nos enamoraron y las bautizamos como “Panteras Sallenutas”. A principios de abril ya teníamos nuestras bicis nuevas y dos meses para acostumbrarnos a ellas y pedalear en la gran carrera. Al parecer nuestra experiencia pasada en bicicleta nos sirvió menos de lo esperado. En las tres primeras salidas, tuvimos alguna caída que otra por culpa de los pedales automáticos, bajábamos a una velocidad parecida a la que subíamos, ya que acostumbrados a nuestras pesadas bicicletas sentíamos mucha inestabilidad y nos desatábamos los cordones de las zapatillas para liberar nuestros pies de los pedales. En una de las salidas, un ciclista le recomendó a Luci que nos apuntáramos a la carrera de Zuera, era una distancia similar a la Treparriscos, casi 100 km y serviría para probarnos. Así que eso hicimos, nos apuntamos a la denominada cicloturista de Zuera, que era todo menos cicloturista: ritmo y ambiente de competición, pero terminamos la prueba más o menos enteras.

Finalmente, tras cuatro o cinco salidas con la bicicleta de carretera llegó el día de la carrera. Nuestra poca previsión hizo que las Panteras Sallenutas junto a sus dos amigos aparecieran en la salida de la prueba sin desayunar, habiendo dormido cinco horas tras una abundante cena con más amigos y con solo dos de los botellines llenos de agua. Vaya panorama! Pero todo eso se desvaneció cuando comenzamos a pedalear, el buen ambiente, la gente aplaudiendo, nuestros amigos colocados con una manta desde el punto de la mañana en la fuente de Santa Elena, nuestros padres estratégicamente distribuidos por Tramacastilla y Sallent, avituallamientos con toda clase de comida y bebida… fue estupendo. Terminamos la carrera muy bien colocadas, en gran parte gracias a nuestro amigo Perico que nos animaba y tiraba en momentos duros, todo un lujo.

Este año Perico se pasará a la Quebrantahuesos, Miguel está por ver y las Panteras Sallenutas repetirán en la Treparriscos y esperarán al 2010 para realizar la temida Quebrantahuesos. Todo esto si el 16 de Febrero a las diez conseguimos superar el primer puerto: apuntarnos.